Fuente.- Guía práctica de respuestas inclusivas y con enfoque de Derechos ante el COVID-19 en las américas OEA.
Resolución 1/2020 Pandemia y Derechos Humanos en las Américas.- Comisión Interamericana de Derechos Humanos

Responder desde una perspectiva de DDHH, implica incorporar en esa respuesta los principios de indivisibilidad e interdependencia de los mismos. No basta, aunque es central actuar en relación al derecho a la salud, sino que debe construirse una respuesta integral incluyendo los derechos a la educación; al trabajo y a la seguridad social; alimentación adecuada y a la vivienda y los servicios básicos (como parte del derecho a un medio ambiente sano). Esta misma perspectiva debe tenerse en cuenta a la hora de definir las medidas de distanciamiento social, Es razonable pensar que una respuesta en base a esta perspectiva sólo se puede construir en base a un Plan de Emergencia o Contingencia, con transparencia en la información y garantizando en lo posible la participación social, y no en base a una sucesión de medidas acumulativas y muchas veces contradictorias, poniendo en foco a las personas en situación histórica de vulneración de derechos, entre otras, las personas LGBTIQ (lesbianas, gay, bisexuales, trans, intersex y queer). incorporación de las categorías de características sexuales, orientación sexual, identidad de género y expresiones de género en los registros oficiales, encuestas y censos, hacen difícil las estimaciones. Asimismo, el hecho de que existen países del área del Caribe que aún criminalizan la homosexualidad y que, aún en contextos de legalidad e incluso de reconocimiento de plena igualdad de derechos, el estigma social pervive, dificulta la certeza de cualquier instrumento de medición. Una pequeña parte de la población total es trans (travesti, transgénero, transexual). Se trata de un conjunto pequeño pero que cobra importancia por la extrema situación de exclusión social en la que vive. De hecho, las Américas es la región del mundo más violenta con las personas trans. El no acceso y goce de sus DDHH, así como esa violencia, que en centenares de casos al año acaban en la muerte, hace que su esperanza de vida sea aproximadamente la mitad de la del resto de la población. El estigma y el prejuicio suponen para las personas LGBTIQ una barrera muchas veces infranqueable a sus derechos. No sucede otra cosa con el derecho a la salud. Pero la brecha en el acceso a la salud no se limita a esto. En toda la región las dificultades de visibilizar la orientación sexual abiertamente, lleva incluso a diagnósticos y estrategias de atención inadecuadas para esta población. También, la atención de las personas trans es absolutamente deficiente en relación a temáticas específicas de salud (tratamientos hormonales, complicaciones por el uso de silicona líquida para modificar sus cuerpos de acuerdo a patrones estéticos femeninos hegemónicos, exposición a enfermedades de trasmisión sexual en el caso de las trabajadoras sexuales, secuelas de la violencia y el abuso cotidianos, depresión por la discriminación cotidiana, son algunas de esas temáticas). La estrategia compensatoria de generar algunos servicios de salud “amigables” fundamentalmente por parte de las organizaciones y colectivos sociales LGBTIQ y de algunos Estados no logra cerrar las enormes brechas presentes en estas poblaciones. En el mismo sentido de protección de los derechos de las personas LGBTIQ y de las personas mayores, los Estados deben avanzar en la firma y la ratificación de las convenciones interamericanas Contra Toda Forma de Discriminación e Intolerancia y Sobre Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que explícitamente mencionan como motivos prohibidos de discriminación la orientación sexual, la identidad de género y las expresiones de género. Como planteado anteriormente, la respuesta a la pandemia del coronavirus requiere de un plan, más allá de los límites de tiempo que impone la crisis y de la complejidad de consulta que supone el distanciamiento social. Éste, en relación a las personas LGBTIQ debería al menos cubrir tres ejes prioritarios: información, apoyo y asistencia. En primer lugar, garantizar a las personas LGBTIQ información relevante, oportuna y pertinente. Es importante generar contenidos con información relevante, con perspectiva interseccional, dando cuenta de desigualdades que agravan especialmente las situaciones de vulneración de derechos en personas LGBTIQ. Muchas veces esta información no está disponible por la pervivencia de miradas heteronormativas en los medios masivos de comunicación. En segundo lugar, junto con la información, generar estrategias de apoyo oportuno a las personas LGBTIQ a distancia. Una modalidad adecuada es la apertura de una línea telefónica para asesorar y orientar a las personas en relación a los recursos y servicios en base a un protocolo definido y articulado con instituciones públicas y organizaciones sociales. En tercer lugar, garantizar asistencia directa a las personas LGBTIQ -en particular personas trans- más vulneradas, garantizando el derecho a la alimentación y el derecho a la salud a través de la provisión de productos de higiene y alimenticios de forma directa o a través de transferencias monetarias. Del mismo modo, es importante promover la creación de redes de apoyo social junto con organizaciones y colectivos sociales, con especial atención a personas mayores, personas con VIH, personas trans, personas migrantes y niñas, niños y adolescentes LGBTIQ expuestos a situaciones de violencia intrafamiliar. Promover desde las más altas autoridades la eliminación de estigmas y estereotipos negativos que puedan surgir sobre ciertos grupos de personas a partir del contexto de pandemia. Garantizar la inclusión de las personas LGBTI, en particular las personas trans que se encuentran en un ciclo de pobreza, exclusión y falta de acceso a la vivienda, en la formulación de políticas de asistencia social durante la pandemia, incluyendo acceso a vivienda y refugio seguros, así como en las eventuales medidas de reactivación económica. Adoptar o fortalecer protocolos de atención en salud y sistema de denuncias para las personas LGBTI, incluyendo niños, niñas y adolescentes, que tomen en cuenta el prejuicio, la discriminación y la violencia en sus hogares en el contexto de distanciamiento social o cuarentena. Adoptar o fortalecer políticas que garanticen el respeto a la identidad de género en el ámbito hospitalario y garantizar la continuidad de servicios médicos prestados a las personas trans. Adoptar campañas de prevención y combate contra la homofobia, transfobia y discriminación basada en orientación sexual, garantizando la protección a los derechos de identidad de género, dirigidas especialmente a personal de salud y de seguridad del Estado que tenga a su cargo medidas de atención y contención de la pandemia.