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Construcción científico-estatal de anormalidad en la Ciudad de México




          gran como agentes productores de una otredad basada en atributos biológicos. Como
          veremos, esta producción científica y estatal de cuerpos agrupados y gestionados, fue
          resignificada también en la segunda mitad del siglo XX por las propias personas clasi-
          ficadas, con el objetivo de emanciparse; proyecto académico y político en el que parti-
          ciparían las personas sordas.


          3. De la anormalidad a las políticas del reconocimiento


          A finales de los setenta del siglo XX el modelo de sustitución de importaciones y
          el gasto social entraron en crisis. Los precios del petróleo iban a la baja, las expor-
          taciones disminuían, el gasto social había crecido y las tasas de interés por la deu-
          da externa aumentaban (Salazar, 2004). Bajo influencia externa ejercida desde los
          grandes bancos, la respuesta del Estado mexicano ante la crisis, fue la aplicación de
          políticas neoliberales de reajuste que también se hacían sentir en diferentes países.
          Una de estas medidas se relacionó con la reducción de las instituciones públicas y
          el gasto social. La salud y la educación no fueron la excepción ante la imposición
          de un modelo social y económico en el que el Estado se desprendía o atenuaba su
          presencia bajo la idea de que ello facilitaba el desarrollo económico y social. En este
          contexto, las reformas estaban orientadas a facilitar la inserción del sector privado
          en servicios como los de salud y educación (Salazar, 2004; Mercado et al., 2016).

                 Tamez y Valle (2005) concuerdan en que a partir de la década de los ochenta
          el sector privado aumentó su presencia en el sector salud, generando esquemas de
          seguridad social y atención médica más diversificados y polarizados. En este tenor,
          la educación también comenzó a situarse como un bien comercial (Mercado et al.,
          2016) orientado a la demanda y estratificado en función de los diversos sectores
          económicos y capacidades adquisitivas de la población. Competitividad, eficiencia,
          educación  tecnológica son  algunos  rasgos  característicos  de  esta educación.  Por
          otro lado, desde la implantación de las medidas neoliberales, la educación netamen-
          te pública no ha demostrado palear la inequidad y la calidad que en las aulas se
          brinda (Alcántara, 2008).

                 Durante los ochenta, no hubo el mismo dinamismo en cuanto a la creación
          de instituciones, como sucedió en décadas anteriores, sin embargo, pese a la crisis,
          con el traspaso de los servicios de rehabilitación de la Secretaría de Salud al DIF
          (Desarrollo Integral de la Familia) en 1982, se ampliaron las unidades básicas de



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