Page 19 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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prensa consignó el hecho y recogió las reacciones sociales suscitadas; se menciona en
este trabajo que incluso el propio Díaz se refirió al caso como “el primer linchamiento”
en México, pero lo cierto es que más allá del tratamiento mediático y político, éste no
pudo haber sido el primer caso en nuestro país.
Y aunque existen trabajos que han analizado los linchamientos en el
periodo posrevolucionario asociados a los procesos políticos y sociales, así como
de modernización y urbanización, como el de Gema Kloppe-Santamaría (2020),
de modo más consistente, los recuentos de linchamientos en México comenzaron
a realizarse a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, lo que comprueba que el
fenómeno comenzó a llamar la atención a nivel académico y mediático. Destacan
en este plano los trabajos sociológicos de Carlos M. Vilas (2001), Antonio Fuentes Díaz
(2006) y Raúl Rodríguez Guillén (2012), quienes con distintos enfoques explican por
qué suceden los linchamientos en el México reciente y utilizan en principio un criterio
cuantitativo, es decir, proponen recuentos de casos y de ahí parten para construir sus
respectivas interpretaciones. No menos importante es señalar que en nuestro país hay
un trabajo interesante, realizado desde la perspectiva comunicacional por Ana María
Olabuenaga (2019), acerca de los linchamientos digitales o mediáticos a partir de la
irrupción de las redes sociodigitales como espacios para exhibir y castigar a quienes
cometen faltas y de quienes se tiene una evidencia audiovisual, especialmente
videos que se suben a estas redes.
En la actualidad, cabe recordar que los recuentos que existen hasta la
fecha son aquellos elaborados desde la academia –con base en la información
periodística- y, desde el punto de vista oficial y nacional, el del Informe Especial sobre
los linchamientos en el territorio nacional (2019) hecho por la Comisión Nacional de
Derechos Humanos (CNDH), que es prácticamente el único registro oficial de estos
sucesos. La falta de estadísticas oficiales de este fenómeno es una señal de que las
autoridades locales, estatales y nacionales no han considerado suficientemente
grave la incidencia de esta forma de violencia colectiva, a pesar de que desde
hace años ciertas regiones e incluso en ciertos estados han sido escenario de un alto
número de linchamientos. Al ser la prensa escrita la principal fuente para contabilizar
los linchamientos, se tiene que tomar en consideración no sólo una crítica de fuentes
sino también a admitir que siempre existirá un subregistro de casos: muchos casos
a nivel nacional son reportados solamente en la prensa escrita local o regional y
no son considerados en las ediciones de circulación nacional. No hay que olvidar
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