Page 21 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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llamado periodo neoliberal, es decir, del momento en el que se impuso un conjunto de
políticas de desregulación, desinstitucionalización y privatización del Estado. También
ocurrieron en los años en los que se daba la alternancia partidista –que algunos
caracterizan como “transición a la democracia”- en gobiernos locales y el gobierno
federal por primera vez, después de más de siete décadas de un régimen de partido
dominante: un proceso político-electoral de alternancia partidista en el que el sistema
político, cuya base era un partido dominante, el Partido Revolucionario Institucional (PRI),
comienza a tener que transformarse, en teoría, hacia un sistema plural y competitivo
después de que el PRI tiene claras dificultades para mantener formalmente el poder
presidencial desde por lo menos el año 1988 y cada entidad federativa, además,
cuenta con una historia propia de la llamada “transición a la democracia”.
En este artículo no es mi intención proponer una hipótesis única de por qué se
ha agudizado la incidencia, en ciertos momentos, de los linchamientos en los últimos
treinta años. Me parece, sin embargo, interesante la propuesta de Thurston porque en
México la combinación de medidas neoliberales, que desestructuraron instituciones y
prácticas estatales y de un proceso político que alteró, entre otras cosas, relaciones
tradicionales de mediación entre comunidades y autoridades para gestionar el
conflicto y también las violencias.
B. LUGARES: REGIONES Y ESTADOS
¿Pero qué pasa con el comportamiento regional y por entidad federativa
de los linchamientos en México? Prácticamente en todo el país se han registrado
linchamientos, pero en muchas entidades el nivel es realmente bajo, mientras que en
otras es elevado y en otras pocas, muy elevado, pero a lo largo de estas tres décadas
hay entidades que están casi siempre entre los primeros cinco lugares con mayor
número. La incidencia de linchamientos ha variado parcialmente a nivel geográfico:
no es que hayan ocurrido en entidades en las que comúnmente no se registran, sino
que en los años recientes han aumentado en algunas, tal es el caso del Estado de
México que según el trabajo de Vilas (2001), estaba en séptimo lugar y en recuentos
posteriores encabeza el primer lugar.
Lo que me interesa señalar es que mirar el comportamiento de los linchamientos
por entidad importa, no hay duda; que haya estados en los que este fenómeno tenga
un número muy bajo o incluso a veces no se registren en contra de otros en donde
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