Page 152 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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determinación de dichos atacantes de apelar al respaldo del resto de los habitantes
o al menos a su silencio y pasividad cómplice para evitar una posterior represalia o
castigo legal: todos estamos en esto.
VII. La exhibición
Como juicio y castigo público, se suele mover a la o a las víctimas hacia un
espacio donde puedan ser exhibidas. Durante el traslado, el castigo continúa y se
incrementa. Los referentes judeocristianos se hacen presentes también en este caso
y se reproduce el camino de la cruz. En su carácter de dispositivo ejemplificador, en
nombre de crímenes pasados y como advertencia a criminales por venir, se muestra
el castigo, se justifica el exceso de violencia y la gravedad de sus consecuencias. Así,
se gesta su sentido de inmolación. En este entendido, Pérez García agrega que:
la acción de linchar usualmente conlleva el ejercicio de una
violencia con múltiples grados de ritualización y que llama a la
participación y solidaridad colectiva. (…) que, bajo el cobijo de
la ira y el resentimiento colectivo, cada uno quiere participar
y se siente interpelado a hacerlo, inclusive, cuando sólo se
observan los hechos y se permanece rodeando a los demás
(2022: 107).
A este respecto, Carlos Vilas, tras recordar numerosos linchamientos ocurridos en
la historia moderna, expresa que el ajusticiamiento incluyó que las víctimas fueron
obligadas a caminar por las calles de la comunidad o fueron arrastradas por un
animal de tiro o un vehículo mientras eran golpeadas, insultadas y escupidas antes
de ser asesinadas, esto porque “además del tormento, el paseo tiene una finalidad
claramente escarnecedora y ejemplarizadora” (2005: 23). En esta línea, a su vez,
Fuentes expresa que “el castigo infligido sobre el cuerpo de los inculpados en el
linchamiento lleva a la reflexión sobre su publicidad, hace pensar en la constitución
de sensibilidades y procesos de subjetivación” (2005: 16).
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