Page 137 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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II. Caracterizando al fenómeno
Para respaldar el ejercicio de hacer una fenomenología del linchamiento, es
necesario partir de una definición que acote semánticamente sus márgenes generales,
en ese sentido, diremos en acuerdo con Godínez Pérez, que “un linchamiento es un
acto de violencia colectiva en el que un grupo ataca físicamente a uno o algunos
en condiciones de clara disparidad numérica bajo el argumento de ejercer justicia
expedita o castigar por algún agravio o falta real o supuesta” (2017: 6).
Como observaremos más adelante, existe también el linchamiento simbólico,
en donde la agresión de un grupo se da por distintos medios y cuya violencia, sin
llegar a ser física, también impacta al universo de lo subjetivo y se queda marcada
tenazmente en la psique. En este sentido, la definición nos da las pautas generales
sobre las cuales se construye la concepción del linchamiento: un numeroso grupo de
personas atacando a una o varias y en donde existe una clara superioridad numérica;
la motivación es el presunto daño que el sujeto del linchamiento ha perpetrado y
que, desde la perspectiva de los agraviados, requiere justicia, castigo o venganza por
propia mano, aunque, dado lo emergente e instantáneo del acto, no se cuente con
los elementos suficientes para su comprobación ni se recurra a los procedimientos
legales existentes, debido a la percepción de impunidad latente.
En la mayoría de los casos, es recurrente la percepción de la población
involucrada de que las autoridades no han sido capaces de impartir justicia con
anterioridad en agravios semejantes, que no han respondido expeditamente al
llamado de la población, que los delitos y los delincuentes han quedado impunes o
que las propias autoridades son parte del problema, no solo por su incapacidad en
la impartición de justicia, sino por su complicidad y corrupción. Así, tanto impunidad
como desconfianza en las autoridades son dos de los elementos que aparecen
insistentemente en la percepción de los involucrados y que sirve como mecanismo de
justificación para la toma de alternativas fuera de los marcos legales preestablecidos.
Otro elemento muy frecuente es su carácter ejemplificador. Exhibir al pre
sunto delincuente en el espacio público, además de un hecho material, es un acto
simbólico. No solo es un castigo para quien ha sido atrapado, es también el cobro de
una presunta deuda por otros agravios ocurridos; es una advertencia por los agravios
que vendrán. En este contexto, el linchamiento se presenta, en palabras de Pérez
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