Page 143 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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Sin embargo, esto no ha sido suficiente para reducir la percepción de
inseguridad y hartazgo de la población que busca múltiples vías para expresar su
inconformidad. Actualmente, las llamadas redes sociales han incrementado esta
posibilidad y han permitido múltiples formas de expresarla, desde planteamientos
moderados y argumentados, hasta expresiones que incitan a la violencia contra
presuntos crímenes y criminales, lo cual ha incrementado lo que denominamos
como linchamiento simbólico, es decir, el acto de atacar a una o varias personas,
a través de distintos medios, de manera escrita o gráfica, profiriendo insultos o
amenazas, proveyendo información sobre el acusado o incitando a otros a insultarlo,
amenazarlo o atacarlo directamente y que conduce a un considerable aumento en
los participantes y en los efectos que produce. Este fenómeno ha ocurrido a lo largo
de la historia a través de distintos medios; en la actualidad, ante el aumento del uso
de las redes sociales para estos fines, se ha denominado linchamiento digital, del
cual puede darse cuenta fácilmente con una revisión de los contenidos en la red,
por ejemplo, cuando se ventila un asunto polémico o cuando se discute acerca de
personajes indeseables, criminales o políticos corruptos.
Aunque las motivaciones que suelen aparecer como causas de los
linchamientos giran alrededor del hartazgo de la población ante la impunidad, la
corrupción, la ineficiencia de las autoridades o el merecimiento de un castigo ante un
presunto acto criminal, esto no significa que estas premisas conducen necesariamente
a este tipo de acciones. Por ello, es indispensable observar otros elementos que sirven
como detonantes para que un linchamiento sea consumado y para que un grupo
determinado lo considere como lícito. Y esto atañe a lo que social y culturalmente
consideremos como justo, como crimen y como castigo.
I. La percepción de la justicia
Hasta nuestros días ha llegado lo que popularmente se conoce como “Ley
del Talión”, tomada de la tradición judeocristiana, y que, a través de la muy conocida
expresión “ojo por ojo, diente por diente” trata de dar cuenta de una forma de justicia
retributiva, en la cual, el castigo es proporcional al daño recibido. Otros documentos
de la antigüedad, como el “Código de Hammurabi”, contienen distintas formas de
castigar a los responsables de los presuntos crímenes que se les imputaba. Ambos,
crímenes y castigos, han cambiado a lo largo de la historia; muchos actos, que antes
no se consideraban como delitos, ahora lo son; muchos otros, también han dejado
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