Page 144 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
P. 144

de ser considerados como tales; a su vez, la forma de actuar ante ellos también se ha
        modificado.

               En la actualidad,  la mayoría de los principios  sobre los que se rigen las
        constituciones  occidentales se fundamentan  en  los derechos  del hombre  y del
        ciudadano, emanados de la Ilustración del siglo XVIII, y en la Declaración Universal
        de los Derechos Humanos de mediados del siglo XX (1948), y que ponen en el centro
        los derechos con los que cuenta cualquier ser humano, independientemente de su
        nacionalidad,  género,  etnia, condición social  o criminal, etc. Aunque en algunos
        países prevalece la pena de muerte como castigo último ante la gravedad de un
        crimen, en México, las penas se centran en amonestaciones, multas, decomisos y en
        la privación de la libertad cuya variación dependerá del grado del delito imputado;
        no existe la pena de muerte.

               A pesar de los procedimientos legales existentes, existe un alto grado, en la
        percepción de la población, de insuficiencia en el castigo y de incapacidad en las
        autoridades para llevarlo a cabo. Se establece una escisión entre lo que, en el marco
        de la legalidad, se considera como impartición de justicia y lo que, en la percepción
        de la población, se supone como tal. Esta separación entre el ejercicio legal y lo que el
        imaginario colectivo considera como justo hace que el primero aparezca insuficiente.
        Este imaginario se retroalimenta tanto de supuestos legales (lo que es considerado
        como un acto delictivo y su consecuente acción punitiva de acuerdo con las leyes
        vigentes) como de una combinación de creencias, ideologías, leyes en desuso y de
        acciones que de manera consciente e inconsciente se han aprendido como formas
        de enfrentarse a lo que se considera como injusto o digno de castigo. Estas formas
        van desde la denuncia pública por distintos medios hasta la confrontación directa,
        que puede conducir a distintos modos de agresión verbal o física; en la práctica,
        prevalece, de manera  generalizada,  la percepción  de que la justicia debe ser
        retributiva y que el castigo debe equipararse al daño producido. Si en esta fórmula
        integramos el componente de la incertidumbre y el miedo de la población en un
        contexto de inseguridad, violencia y ausencia o crisis del Estado, se potencia una
        sensación de alerta exacerbada, tanto individual como colectiva, provocada por el
        temor de ser víctimas de la delincuencia, lo cual lleva a que la ciudadanía se coloque
        en la posibilidad de recurrir a una defensa directa e inmediata (Pérez, 2022: 104).
               Cuando en una sociedad, la defensa de los derechos propios o colectivos se




                                          ~ 144 ~
   139   140   141   142   143   144   145   146   147   148   149