Page 59 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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González Báez ―de 26 años, casado y con dos hijos―, quien solía hacer excursiones
             como esa para visitar la montaña, y de las once personas que supuestamente irían,
             sólo llegaron cuatro: Ramón Gutiérrez Calvario, Jesús Carrillo Sánchez, Miguel Flores
             Cruz y Roberto Rojano Aguirre.

                     En las palabras de los ancianos resuenan  los ecos de acusaciones y
             señalamientos. La activa lógica soberana se detona para consolidar el orden y la
             paz a través del daño y la crueldad. El extraño se transforma en un enemigo que
             surca los territorios amenazando la creencia y la propiedad. El oído de las nuevas
             generaciones moviliza preguntas por un acontecimiento que surge desde el recuerdo
             cuando llegaron a la comunidad nahua, a las seis de la tarde. Julián González Báez
             recuerda que habían pensado en comenzar el ascenso para dormir en algún lugar
             del cerro de la Malinche, pero la lluvia les impidió sus planes:

                                    fíjese lo que son los azares de la vida, lo que primero pasó es
                                    que para que yo programara esa excursión, fue porque Ramón
                                    me lo pidió de que no subió, luego a Jesús lo despiertan aun con
                                    la indicación que no se debe despertar cuando él descansaba y
                                    luego estando en el pueblo la lluvia, luego no hay hospedaje y
                                    no nos dan y luego echamos el volado y les ganamos. Y luego
                                    cuando sucede el linchamiento, cuando la gente agrede, ellos
                                    son los dos que mueren ese día -Ramón y Jesús-, ellos cuando
                                    entra la gente a la casa, cuando sacan, los sacan primero a ellos,
                                    afuera de la casa los matan (González, 2022).

                     En esas fechas la lluvia era tupida, como suele ser en esos lugares, por eso
             buscaron refugio, primero en una tienda, y luego en el cuarto, donde también les
             negaron hospedaje. El cura era Enrique Meza Pérez (Meza, 2018), encarnaba la voz
             de una soberanía que oculta una de las más violentas posibilidades de la dimensión
             política de Occidente. Gustavo Castillo García recupera narrativas violentas,
             estereotipadas y criminalizantes días después de lo ocurrido en Canoa:

                                    (…) el Diario de Puebla publicó la siguiente información sin
                                    firma: Extranjeros sospechosos como turistas, página tres. “Se
                                    tiene conocimiento de que están llegando a varias partes de la
                                    entidad sujetos extranjeros de ambos sexos, muy sospechosos,
                                    haciéndose pasar como estudiantes de diversas facultades


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