Page 170 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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miedos (Butler, 2017; Lorey, 2016). El poder que se ejerce encarna al otro a través
        de una sádica apropiación. Desde la agresión impune al exterminio del cuerpo del
        otro, la agresión ejerce un dominio que desdeña el acto moral y la responsabilidad
        del sujeto. Con  esta distinción se da cuenta de lo que depara el acontecer  del
        linchamiento. En el paso de la violencia a la crueldad existen muchas modalidades
        que se pueden medir con el criterio de la vida civilizada o salvaje. La violencia es el
        desarme, la indefensión, el sinsentido, la perplejidad, la inseguridad, la precariedad;
        mientras que la crueldad es la interpretación del dominio, de la corrección moral
        y  política,  la certeza  idolátrica  del  sentido.  La  interpretación  se  encuentra  en  los
        mitos fundacionales de la colectividad, como núcleo del vínculo social y aparece
        en las distintas significaciones que certifican tal modo específico de vínculo y en las
        diferentes maneras de asegurarse y protegerse de cualquier hostilidad real, imaginaria
        o simbólica producida por la imagen del otro.

               La  ficción  del  linchamiento  es  la  protección,  un  consuelo  en  el  resguardo
        de la identidad colectiva. La inmunidad del vínculo es un componente  donde  la
        satisfacción del sujeto procede del desconocimiento de la pluralidad y la diferencia
        del mundo. La segura pertenencia a la colectividad es la razón importante del rápido
        crecimiento de la masa, pero una razón que dispone a participar del linchamiento es
        la ausencia del peligro al linchar.


                               No hay peligro pues la superioridad del lado de la masa es
                               total. La víctima nada puede hacer. Huye o perece. No puede
                               golpear;  en  su  impotencia  es  tan  solo  víctima.  Pero  también
                               ha sido entregada a su perdición. Está destinada, nadie ha de
                               temer sanción por su muerte. El asesinato permitido reemplaza
                               a todos los asesinatos de los que uno debe abstenerse y por
                               cuya ejecución han de temerse duras penas. Un asesinato sin
                               riesgo, permitido, recomendado y compartido con muchos otros
                               implica una sensación irresistible para la gran mayoría de los
                               hombres. [“Además”,] Es una empresa tan fácil, y se desarrolla
                               con tanta rapidez, que hay que darse prisa para llegar a tiempo.
                               La prisa, la euforia y la seguridad de una masa tal tiene algo
                               de inquietante. Es la excitación de ciegos que están más ciegos
                               cuando de pronto creen ver (Canetti, 2015: 52)



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