Page 174 - Panorama general de los linchamientos en Puebla_online
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imaginaria del enemigo. Carmen Morán Breña recupera las palabras de una vecina
        de la comunidad: “No somos ignorantes, como dice la televisión, el pueblo tiene que
        defenderse” (Morán, 2022).


               Ante el cuerpo del enemigo, la eficiencia simbólica de la hostilidad aparece
        consustancial en los linchamientos. Su representación otorga la orientación necesaria
        para sancionar  lo que no  debe hacerse.  El carácter  normativo  del linchamiento
        actualiza la noche de los tiempos donde el enemigo fue inventado, pero que surge
        de una interpretación de la realidad que corresponde a un arraigado mecanismo de
        invención simbólica (Reding, 2021). En tal sentido, la construcción del enemigo asume
        la forma de una estrategia de tono bélico, cuya consistencia se hace más sólida y
        sórdida en la medida en que promueve el enfrentamiento con agentes considerados
        como nocivos, es decir, como villanos.

               Ante  la decadencia del Estado, el estrés  colectivo,  la militarización de la
        seguridad pública, la inseguridad y la impunidad, aumenta la sensación de indefensión,
        de que ningún gobierno  nos resguarda (Lorey, 2016).  La exposición a la violencia
        detona  apropiaciones de puniciones que terminan  por suplantar paralegalmente
        las funciones del Estado. El aumento real de la violencia, la eficiencia simbólica del
        enemigo,  la delincuencia, las promesas de  felicidad canceladas o  desplazadas y
        el estancamiento en la movilidad social; terminan por permear a la sociedad y esta
        responde como resultado de los índices delincuenciales, con posiciones conservadoras
        y beligerantes que propician una diseminación de violencias, agresiones y hostilidades
        sistemáticas que se cristalizan en los linchamientos. Las interseccionalidades, ante tales
        coordenadas, impactan de forma diferenciada y singular la vida de las personas, así
        como la valoración de las insinuaciones delictivas.

               El linchamiento no constituye en lo absoluto alguna novedad, en la medida en
        que este crimen forma parte de un eslabón en la cadena de violencias generadas en
        los territorios donde coexisten una variedad de actores, organizaciones, instituciones,
        entidades legales, paralegales e ilegales, que hacen posible el despliegue de su
        potencialidad.

               En tales escenarios la humanidad es obsolescente. Los claroscuros de un
        proceso  democrático,  que convive con escenarios paralegales e ilegales, no solo
        generan linchamientos potenciales, sino que también producen una maquinaria de


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